¿Sabía que una caída de presión de 1 bar produce un aumento del 7 % del consumo de energía?
En primer lugar, siempre habrá alguna caída de presión debido a la fricción en las tuberías. Además, en las válvulas y los codos de las tuberías se pueden producir efectos de estrangulamiento y cambios en la dirección del flujo. Convertidas en calor, estas pérdidas se traducen en caídas de presión.
Esto, por supuesto, varía según el tamaño y la disposición de su sistema de tuberías, sus consumidores de aire comprimido y el tamaño de su compresor. Sin embargo, hay una gran diferencia entre un sistema de distribución de aire comprimido inadecuado y de bajo rendimiento y uno eficiente que sabe cómo afrontar las pérdidas.
El objetivo de su sistema de tuberías debe ser:
Cualquier decisión de modificar el sistema debe basarse en datos. Calcule la caída de presión en todas las secciones de la red.
Tanto si se trata de aluminio como de acero inoxidable, el material actual está libre de corrosión y a prueba de fugas, desde las tuberías hasta los racores correspondientes que garantizan un flujo constante y sostenible.
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Haga un diagrama o un croquis de su sistema: la ubicación de los compresores, dónde están los consumidores de aire. ¿Podría adaptar su esquema para conseguir un sistema mejor y más eficiente, con menos curvas o divisiones?
¿Cuál es el coste de la energía necesaria para generar su flujo? Hay varias maneras de hacer que su sistema sea más eficiente desde el punto de vista energético, pero la optimización de su sistema de tuberías de aire comprimido también puede implicar la comprobación del tamaño de su compresor: ¿está seguro de que está trabajando con la configuración óptima?
La mayor parte del tiempo, la energía eléctrica impulsa la producción de aire comprimido industrial. Una red de aire comprimido con un rendimiento deficiente se traducirá en una factura de energía elevada.
¿Ha pensado en estas posibilidades adicionales de ahorro de energía?